sábado, 6 de octubre de 2012

CAPÍTULO 1

Hola!! bueno he hecho un blog con los capítulos del Bosque de Roán, espero que os guste y porfavor, comentar que os parece ^^
 
CAPÍTULO 1
 



Me despierto, imagino que por la ola de este calor tan abrumante que se instaló en el Reino hará varias semanas, y que yo recuerde este es el verano más caluroso de toda mi vida. Yo, Tara Kendrick, vivo en el Reino de Epos, no puedo decir que sea un reino demasiado grande, pero a mí me gusta, está formado básicamente por la ciudad de Avenia (la ciudad en la que está nuestro castillo) y los bosques que la rodean, el más cercano y mi favorito para dar paseos es el Bosque de Roán. Tras este bosque se encuentra ya territorios desconocidos para mi reino, no tenemos ni posadas ni casas en ellos y que sepamos nadie vive allí salvo los animales salvajes. Después del Bosque Salvaje está la montaña del Espíritu, y al pie de esta otro bosque, pero este es diferente al nuestro al Bosque Salvaje, tiene un aspecto tenebroso, y sus árboles tienen un extraño color ceniza, nadie nunca se ha aventurado a entrar, al menos nadie que se conozca. Se dice que extrañas criaturas viven en él, pero son solo leyendas, de las que yo, no me creo ninguna, para mi gusto son cuentos para que los niños se duerman y se comporten como es debido, nada es real, al menos hasta que se demuestre que existen de verdad.

Mi nombre es Tara Kendrick, tengo 15 años y soy la princesa del Reino de Epos. Como he dicho me gusta mi Reino, pero esto se debe únicamente por los bosques de su alrededor, dado que son preciosos y para pasear por ellos a caballo son magníficos. Todos los días doy paseos por el bosque con mi caballo, Yinx, un caballo Árabe negro como el carbón. Doy todos los días estos paseos porque en este reino no hay más niños aparte de mí. Antes estaba mi hermano, pero él se fue, dejándome sola, por lo que empecé a matar las horas paseando.

Ya he comenzado a despertarme y librarme del sueño, me incorporo en la cama, me desperezo y miro a mi alrededor, mis aposentos no son tan grandes como se esperan de los de una princesa, pero me valen y me sobran; una cama de matrimonio con dosel preside la habitación, dos mesas de noche en las que guardo todos los objetos que me parecen importantes, un tocador bastante grande y un inmenso armario. Una de las paredes es entera de cristal, para poder ver el Reino en las noches de invierno sin congelarme, también tiene una puertecita si quieres salir al balcón, que tiene una sillita muy cómoda junto a una mesa, aquí solía desayunar en verano, cuando era pequeña y mi madre aún vivía.

Salgo de la habitación y me dirijo a la cocina para ver si puedo desayunar algo, y después poder irme de paseo con Yinx, cojo un par de manzanas y me dirijo al establo comiéndome una de ellas. Cuando entro en el establo veo a Darius (es mi padre, pero tenemos una relación un tanto fría por lo que le llamo por su nombre y no papá) llegando de Dios sabe dónde, ya que nunca está en casa.

­­­-Tara, ¿a dónde vais?- me pregunta

-De paseo ¿a dónde iría si no?-le digo un poco borde, seguro que ni siquiera sabe que todos los días voy al bosque a pasear.

-Bueno es un poco temprano, pero está bien, aun así volved pronto ¿eh?-dice con un tono suave-

-Está bien Darius, aunque no lo entiendo, siempre voy de paseo y llego cuando quiero- le digo algo enfadada ya que tenía pensado pasar la mayor parte del día en el bosque.- Adiós.

-Vale Tara…Adiós- dice triste.

Como siempre que hablo con mi padre me he acabado poniendo borde con él, esto se debe a que hace 6 años cuando mi madre murió, mi padre entró en una depresión muy fuerte, y desde entonces se refugia en su trabajo como Rey para dejar de pensar en ella, por lo que en ved de que la gente con problemas venga a palacio, un ayudante le avisa y él en persona va a ver de qué se trata, por lo que ya no le veo prácticamente nada, y él ha descuidado su papel de padre conmigo. Por eso le odio, por ser tan débil, por olvidarme de esa manera, ahora solo me da la impresión de que le soy un estorbo y que no le causo más que problemas. Pasada esta charla con él me voy a dar el paseo para el que me estaba preparando, por lo que entro al establo, ensillo a Yinx y me voy.

Cuando doy estos paseos es como si desconectara del mundo, y tan solo existiéramos mi caballo y yo. Después de estar un rato cabalgando por el camino me detengo para que Yinx descanse, beba un poco y mientras yo poder dedicarme a recoger algunas flores y piedras curiosas que me voy encontrando, ah, y por supuesto para admirar este hermoso paisaje que solo se puede ver desde dentro del bosque, por lo que mucha gente no lo puede admirar, por miedo de lo que se pueden encontrar en él, me encuentro ante un precioso campo de un verde intenso y repleto de los vivos colores de las flores que hay en él, al fondo se ven las montañas, altas y se puede ver algún que otro rastro de nieve, ahí tiene que hacer mucho frío para que después de esta ola de calor no se haya derretido esa nieve, también se puede ver algún bosquecillo, pequeños y rodeados de ese campo tan verde, nunca he llegado tan lejos como para salir de este bosque y llegar a esos más pequeños. También se puede ver un poco del terrible Bosque Oscuro, aquel tan gris y seco al pie de la Montaña del Espíritu. Muchas veces se me ha pasado por la cabeza el por qué del nombre de la montaña, dicen que es porque en ella vive un espíritu que mantiene el equilibrio de algo muy delicado, me lo han explicado más de una vez, pero es algo complejo y no es que me importe demasiado, tampoco es que me crea demasiado esa historia del espíritu, y siempre que le preguntaba a Darius (antes de la muerte de mi madre) para que me lo explicara de una manera más simple, él me miraba con una media sonrisa y me decía:

-Tranquila, no seáis impaciente, ya veréis como algún día lo descubriréis, solo esperad.-

Después de decir esto, piensa un rato, pone una expresión seria y se marcha sin decir nada más.

Me despierto sobresaltada, no quería dormir tanto, lo único que recuerdo es sentarme bajo un sauce, mirando el arroyo, por lo visto me quedé dormida sin querer, no era mi intención dormir durante tanto tiempo, porque a juzgar por el Sol deben ser sobre la 4 y pico.

Recojo todo rápidamente y me monto sobre Yinx, seguro si que Darius ve que todavía no he llegado se pone de los nervios, parecía serio cuando ha dicho que llegara pronto, no es que me importe mucho, lo que quiero es que no me controle demasiado y me quite mi único entretenimiento en este aburrido Reino, ¿tan complicado hubiera sido nacer en un Reino en el que poder hablar con alguien? Ah bueno y claro que ese alguien no pase de los 30 años a ser posible. Últimamente pienso mucho en lo extraño que es, hay varias parejas “jóvenes” que podrían tener niños…

Entre tanto pensar ya he llegado al inmenso jardín que rodea el castillo, este año en primavera ha llovido bastante, por lo que ahora nuestro jardín está lleno de flores y todo de los vivos colores que estas tienen. Me acerco a un pequeño arbusto que hay muy cerca del portón de entrada, me agacho, y al fijarme bien distingo que es un zarzal y además cargadito de moras. Nunca había visto ninguno en el patio, solo por los alrededores. Cojo una mora, al masticarla y romper su fina piel un sabor muy dulce me estalla en la boca, es una de las mejores morar que había probado en mi vida, seguro que las demás están igual de buenas. Decido entrar al catillo para buscar una cosa, y por fin debajo de una mesa la encuentro, es una cesta bastante grande en la que pretendo meter todas las moras que pueda coger, y resulta que no son pocas. Tengo pensado que esta tarde igual podría hacer una tarta.

Mientras voy pensando, bueno recordando cómo se hace una tarta, entro en la cocina y dejo la cesta sobre la mesa. Al darme la vuelta veo Darius, esta justo enfrente de mí, tiene una expresión de enfado, imagino que por lo de haberme retrasado tanto. Me fijo algo más en sus ojos, veo algo a parte de enfado… ¿preocupación? Es extraño teniendo en cuenta que todos estos años no se ha preocupado ni una sola vez de mí, solo de los habitantes de Epos. Además él suele llegar tarde y me voy a la cama sin verle el pelo en todo el día. La verdad es que últimamente está muy raro, creo que me oculta algo, pues bien como que me llamo Tara Kendrick lo voy a averiguar.

Esta tarde, después de haber comido algo, ya que estaba realmente hambrienta, cojo la cesta de las moras dispuesta a empezar con la tarta, pongo la cesta sobre una mesa espaciosa, y cojo todos los ingredientes que recuerdo que tiene este tipo de tartas. Cuando era pequeña, mi madre y yo solíamos hacerlas, cuando ella salía a dar un paseo yo siempre iba con ella, y a veces, cuando veíamos un árbol o arbusto frutal cogíamos muchos de sus frutos, ya que mi madre hacía una tartas excelentes. Creo recordar todos los ingredientes que ella utilizaba, y cuando tengo todos dispuestos sobre la mesa puedo comenzar a hacer la tarta.

Mientras hago la tarta desconecto del mundo que me rodea, igual que cuando paseo, solo soy consciente de que tengo que mezclar y en qué momento he de hacerlo. Entre tanto comienzo a imaginarme muchos de los momentos vividos con mi madre hace tanto tiempo, haciendo tartas, dando largos paseos con nuestros caballos o cuidando de su querido jardín, mi madre tenía un don para las plantas y le ponía mucho empeño en cuidar de todas y cada una de las que tenía en el jardín, pero sobre todo en los tulipanes, sus flores preferidas, le encantaban. También le gustaban mucho los dientes de león, no me lo explico, no son muy bonitos, pero siempre conseguían sacarle una sonrisa, y a su vez a mí. Cuando ella estaba aquí el jardín siempre estaba perfecto. Todo en vivos colores gracias a las flores, se respiraba paz, era todo… perfecto… la echo de menos, tanto que duele.

Una voz me arranca de mi embobamiento al recordar aquellos días junto a ella.

-Tara, ¿estáis haciendo una tarta?- dice Darius-¿Cómo en los viejos tiempos?- no le había oído llegar, o es sigiloso o estaba muy metida en mis recuerdos. Cuando le miro a los ojos veo en ellos algo de tristeza.

-Sí, encontré moras y bueno, se me ocurrió que podría hacer una- mi padre parece encantado con su sabor al probar una.

-Están espléndidas, un sabor muy dulce…-me dice

-Sí, vi un zarzal en el jardín, no sabía que tuviéramos ninguno, ni cuando mamá teníamos- al recordarle a mi madre el rostro de mi padre cambia por completo, intenta ocultarlo, pero no lo consigue, se le ve muy triste.

-Ya, de hecho lo planté yo mismo, en persona-me aclara-hará varios meses, no quería que el jardín siguiera perdiendo el color verde, la vida…- no es capaz de terminar la frase y dos lágrimas asoman por sus ojos amenazando con salir.

-A mí también me apenaba su estado- en realidad me duele mucho ver como empeora cada día, pero no se lo digo- me alegro de que lo patentases Darius- cuando le llamo por su nombre se tensa, no le gusta pero yo ya decidí que llamarlo papá no era justo, no tenemos esa relación, se que le molesta pero no lo puedo evitar, además ¿Por qué tendría que evitarlo?

-Ya…- me mira dolido, ya sé porque es.- he decidido que intentaré cuidarlo aunque solo sea un poco, si es necesario pediré ayuda a los jardineros del Reino- de hecho siempre me había preguntado porque ellos no se encargaron desde el primer momento del jardín, pero no es momento para preguntar.

Dicho esto Darius se marcha de la cocina con una especie de sonrisa, aunque se ve desde lejos que está apenado, ya que, igual que mí, no le agrada mucho recordar de este modo a mi madre. Aunque no me importa demasiado como se sienta, dado que cuando ella murió a él no le importa nada como me sentía yo, se olvido de mí, no me da pena alguna.

Cuando se va mi padre me fijo en que ya casi he terminado mi tarta, solo me queda guardarla en algún sitio frío y esperar a que repose un poco para poder probarla, me da la sensación de que me ha salido bastante bien, creo, porque igual se me ha pasado algún ingrediente… Guardo la tarta y me voy a mis aposentos, necesito descansar. Me meto en mi enorme cama, cierro los ojos, pero no logro dormirme, estoy cansada sí, pero también nerviosa y eso me impide dormir, por lo menos en un sueño tranquilo. Al final desisto y me incorporo en la cama preguntándome que puedo hacer ahora, y al cabo de unos 10 minutos ya se me ocurre que es lo que voy a hacer.

2 comentarios:

  1. Está bien está bien :)Ya tengo ganas de leer el siguiente,un besazo enorme!

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    1. muchas graciass! :D y yo de leer tu siguiente capitulo un besop!

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