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¡Hola!, aquí iré poniendo los capítulos ^^ pondré la historia seguida para quien quiera, y tambien los enlaces para ir directamente a los capítulos que querais :3

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Historia:

CAPÍTULO 1


Me despierto, imagino que por la ola de este calor tan abrumante que se instaló en el Reino hará varias semanas, y que yo recuerde este es el verano más caluroso de toda mi vida. Yo, Tara Kendrick, vivo en el Reino de Epos, no puedo decir que sea un reino demasiado grande, pero a mí me gusta, está formado básicamente por la ciudad de Avenia (la ciudad en la que está nuestro castillo) y los bosques que la rodean, el más cercano y mi favorito para dar paseos es el Bosque de Roán. Tras este bosque se encuentra ya territorios desconocidos para mi reino, no tenemos ni posadas ni casas en ellos y que sepamos nadie vive allí salvo los animales salvajes. Después del Bosque Salvaje está la montaña del Espíritu, y al pie de esta otro bosque, pero este es diferente al nuestro al Bosque Salvaje, tiene un aspecto tenebroso, y sus árboles tienen un extraño color ceniza, nadie nunca se ha aventurado a entrar, al menos nadie que se conozca. Se dice que extrañas criaturas viven en él, pero son solo leyendas, de las que yo, no me creo ninguna, para mi gusto son cuentos para que los niños se duerman y se comporten como es debido, nada es real, al menos hasta que se demuestre que existen de verdad.


Mi nombre es Tara Kendrick, tengo 15 años y soy la princesa del Reino de Epos. Como he dicho me gusta mi Reino, pero esto se debe únicamente por los bosques de su alrededor, dado que son preciosos y para pasear por ellos a caballo son magníficos. Todos los días doy paseos por el bosque con mi caballo, Yinx, un caballo Árabe negro como el carbón. Doy todos los días estos paseos porque en este reino no hay más niños aparte de mí. Antes estaba mi hermano, pero él se fue, dejándome sola, por lo que empecé a matar las horas paseando.


Ya he comenzado a despertarme y librarme del sueño, me incorporo en la cama, me desperezo y miro a mi alrededor, mis aposentos no son tan grandes como se esperan de los de una princesa, pero me valen y me sobran; una cama de matrimonio con dosel preside la habitación, dos mesas de noche en las que guardo todos los objetos que me parecen importantes, un tocador bastante grande y un inmenso armario. Una de las paredes es entera de cristal, para poder ver el Reino en las noches de invierno sin congelarme, también tiene una puertecita si quieres salir al balcón, que tiene una sillita muy cómoda junto a una mesa, aquí solía desayunar en verano, cuando era pequeña y mi madre aún vivía.


Salgo de la habitación y me dirijo a la cocina para ver si puedo desayunar algo, y después poder irme de paseo con Yinx, cojo un par de manzanas y me dirijo al establo comiéndome una de ellas. Cuando entro en el establo veo a Darius (es mi padre, pero tenemos una relación un tanto fría por lo que le llamo por su nombre y no papá) llegando de Dios sabe dónde, ya que nunca está en casa.


­­­-Tara, ¿a dónde vais?- me pregunta


-De paseo ¿a dónde iría si no?-le digo un poco borde, seguro que ni siquiera sabe que todos los días voy al bosque a pasear.


-Bueno es un poco temprano, pero está bien, aun así volved pronto ¿eh?-dice con un tono suave-


-Está bien Darius, aunque no lo entiendo, siempre voy de paseo y llego cuando quiero- le digo algo enfadada ya que tenía pensado pasar la mayor parte del día en el bosque.- Adiós.


-Vale Tara…Adiós- dice triste.


Como siempre que hablo con mi padre me he acabado poniendo borde con él, esto se debe a que hace 6 años cuando mi madre murió, mi padre entró en una depresión muy fuerte, y desde entonces se refugia en su trabajo como Rey para dejar de pensar en ella, por lo que en ved de que la gente con problemas venga a palacio, un ayudante le avisa y él en persona va a ver de qué se trata, por lo que ya no le veo prácticamente nada, y él ha descuidado su papel de padre conmigo. Por eso le odio, por ser tan débil, por olvidarme de esa manera, ahora solo me da la impresión de que le soy un estorbo y que no le causo más que problemas. Pasada esta charla con él me voy a dar el paseo para el que me estaba preparando, por lo que entro al establo, ensillo a Yinx y me voy.


Cuando doy estos paseos es como si desconectara del mundo, y tan solo existiéramos mi caballo y yo. Después de estar un rato cabalgando por el camino me detengo para que Yinx descanse, beba un poco y mientras yo poder dedicarme a recoger algunas flores y piedras curiosas que me voy encontrando, ah, y por supuesto para admirar este hermoso paisaje que solo se puede ver desde dentro del bosque, por lo que mucha gente no lo puede admirar, por miedo de lo que se pueden encontrar en él, me encuentro ante un precioso campo de un verde intenso y repleto de los vivos colores de las flores que hay en él, al fondo se ven las montañas, altas y se puede ver algún que otro rastro de nieve, ahí tiene que hacer mucho frío para que después de esta ola de calor no se haya derretido esa nieve, también se puede ver algún bosquecillo, pequeños y rodeados de ese campo tan verde, nunca he llegado tan lejos como para salir de este bosque y llegar a esos más pequeños. También se puede ver un poco del terrible Bosque Oscuro, aquel tan gris y seco al pie de la Montaña del Espíritu. Muchas veces se me ha pasado por la cabeza el por qué del nombre de la montaña, dicen que es porque en ella vive un espíritu que mantiene el equilibrio de algo muy delicado, me lo han explicado más de una vez, pero es algo complejo y no es que me importe demasiado, tampoco es que me crea demasiado esa historia del espíritu, y siempre que le preguntaba a Darius (antes de la muerte de mi madre) para que me lo explicara de una manera más simple, él me miraba con una media sonrisa y me decía:


-Tranquila, no seáis impaciente, ya veréis como algún día lo descubriréis, solo esperad.-


Después de decir esto, piensa un rato, pone una expresión seria y se marcha sin decir nada más.


Me despierto sobresaltada, no quería dormir tanto, lo único que recuerdo es sentarme bajo un sauce, mirando el arroyo, por lo visto me quedé dormida sin querer, no era mi intención dormir durante tanto tiempo, porque a juzgar por el Sol deben ser sobre la 4 y pico.


Recojo todo rápidamente y me monto sobre Yinx, seguro si que Darius ve que todavía no he llegado se pone de los nervios, parecía serio cuando ha dicho que llegara pronto, no es que me importe mucho, lo que quiero es que no me controle demasiado y me quite mi único entretenimiento en este aburrido Reino, ¿tan complicado hubiera sido nacer en un Reino en el que poder hablar con alguien? Ah bueno y claro que ese alguien no pase de los 30 años a ser posible. Últimamente pienso mucho en lo extraño que es, hay varias parejas “jóvenes” que podrían tener niños…


Entre tanto pensar ya he llegado al inmenso jardín que rodea el castillo, este año en primavera ha llovido bastante, por lo que ahora nuestro jardín está lleno de flores y todo de los vivos colores que estas tienen. Me acerco a un pequeño arbusto que hay muy cerca del portón de entrada, me agacho, y al fijarme bien distingo que es un zarzal y además cargadito de moras. Nunca había visto ninguno en el patio, solo por los alrededores. Cojo una mora, al masticarla y romper su fina piel un sabor muy dulce me estalla en la boca, es una de las mejores morar que había probado en mi vida, seguro que las demás están igual de buenas. Decido entrar al catillo para buscar una cosa, y por fin debajo de una mesa la encuentro, es una cesta bastante grande en la que pretendo meter todas las moras que pueda coger, y resulta que no son pocas. Tengo pensado que esta tarde igual podría hacer una tarta.


Mientras voy pensando, bueno recordando cómo se hace una tarta, entro en la cocina y dejo la cesta sobre la mesa. Al darme la vuelta veo Darius, esta justo enfrente de mí, tiene una expresión de enfado, imagino que por lo de haberme retrasado tanto. Me fijo algo más en sus ojos, veo algo a parte de enfado… ¿preocupación? Es extraño teniendo en cuenta que todos estos años no se ha preocupado ni una sola vez de mí, solo de los habitantes de Epos. Además él suele llegar tarde y me voy a la cama sin verle el pelo en todo el día. La verdad es que últimamente está muy raro, creo que me oculta algo, pues bien como que me llamo Tara Kendrick lo voy a averiguar.


Esta tarde, después de haber comido algo, ya que estaba realmente hambrienta, cojo la cesta de las moras dispuesta a empezar con la tarta, pongo la cesta sobre una mesa espaciosa, y cojo todos los ingredientes que recuerdo que tiene este tipo de tartas. Cuando era pequeña, mi madre y yo solíamos hacerlas, cuando ella salía a dar un paseo yo siempre iba con ella, y a veces, cuando veíamos un árbol o arbusto frutal cogíamos muchos de sus frutos, ya que mi madre hacía una tartas excelentes. Creo recordar todos los ingredientes que ella utilizaba, y cuando tengo todos dispuestos sobre la mesa puedo comenzar a hacer la tarta.


Mientras hago la tarta desconecto del mundo que me rodea, igual que cuando paseo, solo soy consciente de que tengo que mezclar y en qué momento he de hacerlo. Entre tanto comienzo a imaginarme muchos de los momentos vividos con mi madre hace tanto tiempo, haciendo tartas, dando largos paseos con nuestros caballos o cuidando de su querido jardín, mi madre tenía un don para las plantas y le ponía mucho empeño en cuidar de todas y cada una de las que tenía en el jardín, pero sobre todo en los tulipanes, sus flores preferidas, le encantaban. También le gustaban mucho los dientes de león, no me lo explico, no son muy bonitos, pero siempre conseguían sacarle una sonrisa, y a su vez a mí. Cuando ella estaba aquí el jardín siempre estaba perfecto. Todo en vivos colores gracias a las flores, se respiraba paz, era todo… perfecto… la echo de menos, tanto que duele.


Una voz me arranca de mi embobamiento al recordar aquellos días junto a ella.


-Tara, ¿estáis haciendo una tarta?- dice Darius-¿Cómo en los viejos tiempos?- no le había oído llegar, o es sigiloso o estaba muy metida en mis recuerdos. Cuando le miro a los ojos veo en ellos algo de tristeza.


-Sí, encontré moras y bueno, se me ocurrió que podría hacer una- mi padre parece encantado con su sabor al probar una.


-Están espléndidas, un sabor muy dulce…-me dice


-Sí, vi un zarzal en el jardín, no sabía que tuviéramos ninguno, ni cuando mamá teníamos- al recordarle a mi madre el rostro de mi padre cambia por completo, intenta ocultarlo, pero no lo consigue, se le ve muy triste.


-Ya, de hecho lo planté yo mismo, en persona-me aclara-hará varios meses, no quería que el jardín siguiera perdiendo el color verde, la vida…- no es capaz de terminar la frase y dos lágrimas asoman por sus ojos amenazando con salir.


-A mí también me apenaba su estado- en realidad me duele mucho ver como empeora cada día, pero no se lo digo- me alegro de que lo patentases Darius- cuando le llamo por su nombre se tensa, no le gusta pero yo ya decidí que llamarlo papá no era justo, no tenemos esa relación, se que le molesta pero no lo puedo evitar, además ¿Por qué tendría que evitarlo?


-Ya…- me mira dolido, ya sé porque es.- he decidido que intentaré cuidarlo aunque solo sea un poco, si es necesario pediré ayuda a los jardineros del Reino- de hecho siempre me había preguntado porque ellos no se encargaron desde el primer momento del jardín, pero no es momento para preguntar.


Dicho esto Darius se marcha de la cocina con una especie de sonrisa, aunque se ve desde lejos que está apenado, ya que, igual que mí, no le agrada mucho recordar de este modo a mi madre. Aunque no me importa demasiado como se sienta, dado que cuando ella murió a él no le importa nada como me sentía yo, se olvido de mí, no me da pena alguna.


Cuando se va mi padre me fijo en que ya casi he terminado mi tarta, solo me queda guardarla en algún sitio frío y esperar a que repose un poco para poder probarla, me da la sensación de que me ha salido bastante bien, creo, porque igual se me ha pasado algún ingrediente… Guardo la tarta y me voy a mis aposentos, necesito descansar. Me meto en mi enorme cama, cierro los ojos, pero no logro dormirme, estoy cansada sí, pero también nerviosa y eso me impide dormir, por lo menos en un sueño tranquilo. Al final desisto y me incorporo en la cama preguntándome que puedo hacer ahora, y al cabo de unos 10 minutos ya se me ocurre que es lo que voy a hacer.

CAPÍTULO 2

Me levando de la cama, bajo las escaleras, salgo por el portón del catillo en dirección a una cabaña en la que guardamos objetos viejos, o algunas herramientas. Cuando llego a la cabaña abro la puerta y lo cojo, sigue igual de bien, la cuerda tensa, y la madera no esta tan mal como pensaba que iba a estar después de tanto tiempo. Cojo una diana la coloco y me separo unos 15 metros para empezar. Cojo una flecha del carcaj y la pongo en arco ya en posición para tirar. Disparo y... doy justo en el centro, la verdad no me esperaba esto, creía que me habría oxidado un poco y me costaría varios intentos darle en el centro, pero veo que no es así, genial.


Desde que era bastante pequeña practico el tiro con arco, todo lo que sé sobre esto me lo enseño mi hermano Dane, es 5 años mayor que yo. Se marchó de aquí hará un par de años en cuanto cumplió la mayoría de edad, dado que como yo detestaba este sitio, odiaba a Darius y echaba de menos a mi madre. Cuando se fue me quiso llevar con él, no me quería dejar sola aquí, pero no se lo permitieron y se tuvo que marchar sin mí. Ahora también le echo de menos a él. Cuando mi madre murió y mi padre se olvidó de mi, Dane era lo único que me quedaba y al marcharse, lo perdí todo. Todavía puedo oír su voz siempre que practicábamos juntos:


-Muy bien hermanita, ya verás como dentro de poco me superas incluso a mi- después de esto siempre me revolvía el pelo de la cabeza, esto me molestaba y la apartaba para que parase, y él se reía fuertemente, nos llevábamos estupendamente y después de la muerte de mi madre nos unimos aún más.


Después de tirar varias veces y acertar en todas, oigo como alguien aplaude detrás de mí, doy un saltito por la sorpresa e inmediatamente me doy la vuelta para ver de quien se trata, como no es Darius ¿qué hace?¿espiarme? porque ahora lo veo hasta en la sopa cuando hace tan solo un par de días no le veía en ningún momento, ni aunque le buscara. Estaba acostumbrada a su ausencia, a estar sola en todo momento sin que nadie me molestara, ahora es casi agobiante, como estar en una multitud, ven todo lo que haces, porque estás rodeada, no puedes hacer nada sin que unos ojos te miren.


-Bueno, ¿hoy es el día de recordar viejos tiempos?- me dice en un tono alegre.


.No sabía qué hacer, y me acordé de esto, desde que Dane marchó no he practicado, solo alguna vez y muy de vez en cuando. Respecto a la familia si echo de menos a mi familia, cuando madre murió y Dane se fue me quedé sola- le digo acusatoriamente y en un tono bastante cortante, se le ve dolido, genial esa era justo mi intención que se sienta mal por estos años en los que me he sentido absolutamente sola. Me marcho antes de que me pueda contestar, voy a la cabaña dejo el arco y el carcaj con las flechas y me voy.


Decido ir a ver la tarta, ya que han pasado un par de horas y ya debería estar lista para comerla. La cojo de donde la tenía guardada, y la huelo, mmm huele genial: moras, un olor dulzón reforzado por el azúcar y bueno sí, a fresas, vi un saco lleno de ellas en la despensa y no me pude resistir a echar un par de ellas. Cojo un cuchillo y corto una porción, la coloco sobre un plato y pruebo un poco, una explosión de sabor me estalla en la boca, he de decir que es una de las mejores tartas que he hecho. Después de comerme el resto de la porción me voy a la cama, estoy agotada.


Me despierto con una luz blanca muy potente, casi cegadora. Me doy la vuelta ne la cama para no dar de cara a la ventana y también me tapo la cara con la almohada. Poco después al comprobar que no voy a poder dormirme de nuevo me levando de la cama y me dirijo al enorme armario, lo abro y cojo lo primero que me encuentro en él, me pongo la ropa bastante despacio, sigo un poco adormilada. Salgo de mis aposentos y bajos las escaleras. Me sirvo un desayuno abundante, me he despertado con bastante hambre, después de desayunar preparo el almuerzo por si me entra hambre en el paseo. Después de prepararlo todo salgo del castillo y me dirijo al establo para coger a Yinx, hoy me siento necesitada de desconectar del mundo, es raro ya que me acabo de despertar y no me ha dado tiempo a hacer gran cosa que me pueda haber hecho sentir triste, puede que sea algo con el comportamiento de Darius de este último días, pero no sé, estoy hecha un lío.


Una vez tengo toda la comida en un saco de arpillera, me dispongo a ensillar a Yinx. Cojo la silla de un armario en la que están mi silla de montar, la de mi madre y la de Darius. Bueno ahora solo la mía y la de mi madre, la de Darius no está supongo que alguien tendrá algún problema y habrá ido a ver de qué se trata, como siempre. Coloco bien la silla sobre Yinx, la ajusto para que esté bien prieta, y coloco el saco de arpillera de manera que se ate a la silla cayendo por el lado derecho del caballo, así me será más cómodo transportarlo. Monto sobre Yinx y salgo del establo dirigiéndome a la entrada al bosque por la que siempre voy, ya que hay un camino que se ve bastante bien y es complicado perderse, yo ya conozco muy bien esta parte del bosque y ya no necesito el camino, pero la costumbre de entrar por esa zona no la he perdido, además queda muy cerca del castillo por lo que no entiendo porque tendría que entrar por otra. Cuando digo entrada es alguna zona con menos follaje y árboles, por donde se ve mejor lo que hay al otro lado, ya que se puede acceder al bosque libremente, no hay ninguna valla ni nada por el estilo.


Ya estoy casi entrando al bosque cuando una voz que grita mi nombre me detiene:


-¡Tara!¡Tara!- no me lo creo... es Darius ¡otra vez! y va montado sobre su caballo, asique por esto no estaba su silla...viene a toda prisa y se para justo a mi lado.


-¿Qué queréis Darius?- le digo con un tono cansado.


-Me voy de paseo con vos Tara, hace bastante que no doy uno y me apetece mucho, y más aún si es con vos- le miro extrañada, no quiero que venga conmigo, los paseos los doy para estar sola, son míos y también lo eran de mi madre, pero bajo ningún concepto suyos.


-Lo siento, pero no quiero que vengáis de paseo conmigo Darius- le digo, voy al asunto no me voy por las ramas.


-Oh, claro, y como vos sois mi hija, la princesa, y yo vuestro padre, el Rey, tengo que haceros caso a todas las órdenes que me impongáis ¿verdad Tara?- me dice irónico.


-Ha ha, pero bueno, que gracioso que sois ¿no Darius?, bueno el caso es que no quiero que vengáis conmigo, doy paseos para estar sola, pensar, no quiero a nadie que los de a mi lado, y menos a vos- le aclaro.


-Bueno... está bien, no iré con vos Tara, pero a cambio tendréis que venir pronto, nada de llegar a la hora de la cena ¿está bien?- no le digo nada, solo me vale con que no venga conmigo, por lo que ya estoy de camino a la entrada del bosque, pero al ver que no le respondo se enfada- ¡TARA!- me grita a todo pulmón.


-¡QUE SÍÍÍ!- le chillo con la misma fuerza que él a mí. Una vez le digo esto retomo mi camino con Yinx hacia la entrada del bosque. Hoy voy a dar un paseo algo largo, después de esta charla con Darius estoy algo confusa y necesito aún más la soledad de mis paseos con mi caballo.


Llevo varias horas caminando, no sé cuantas son, solo sé que con muchas, mas de las que debería teniendo en cuanta que todavía me queda el camino de vuelta hacia Avenia. Decido parar, descansar alado de un arroyo de aguas cristalinas, me acerco y bebo un poco, esta riquísima, y está bastante fresca, lo cual se agradece con este calor tan agobiante. Después de beber yo y darle un poco a Yinx, que estaba sediento, me recuesto a la sombra de un sauce llorón que hay alado de este arroyo tan bonito. Si lo pienso un poco y me fijo un poco más en el follaje de mi alrededor me doy cuenta de que estoy en una zona que no conozco, ni si quiera me suena haber pasado alguna vez con mi madre, ya que con ella llegaba un poco más lejos que ahora que voy sola, me angustia un poco saber que he llegado tan lejos, no sé si voy a saber volver, y si lo consigo es probable que llegue muy tarde, y por la noche incluso el bosque de Roán es peligroso.


Roán... según lo que sé fue el fundador de nuestro Reino hace unos 200 años, tras la destrucción de un lugar llamado Nueva Cimeria o Nueva Ucrania, Roán también mandó construir el castillo, en el que ahora mismo vivo, para vivir en él, desde ese día nuestro castillo no ha sido reformado ni una vez, y tampoco lo necesita, imagino que fue diseñado por los mejores arquitectos del lugar y construido por mano hábiles.


Decido echarme un sueñecito, de repente me siento agotada, los párpados me pesan y se me cierran solos, me duermo en seguida.


Me despierto sobresaltada al oír un ruido, una rama al partirse, lo que me indica que no estoy sola, recuerdo todo, haberme perdido y ese extraño agotamiento repentino al echarme bajo el sauce. Me levanto con rapidez y me pongo a mirar a mi alrededor para comprobar si puedo ver el causante de ese ruido tan alarmante. Pero al mirar en todas direcciones no veo nada... ni si quiera a Yinx, creía que estaba a mi lado... cuando me dormí estaba aquí, junto a mí. Debería haberlo atado. Comienzo a buscarlo, cuando llevo como 10 minutos lo encuentro bebiendo del arroyo, pero más abajo de donde lo hice yo antes. Menos mal que lo he encontrado, aparte de que le quiero como a mi propio hermano, sin él la vuelta a palacio sería casi imposible. Ahora que lo pienso debe de haber sido él el que ha roto esa rama que me ha despertado, bien, otra preocupación que me quito de encima, como diría Dane: he matado dos pájaros de un tiro.


Cojo a Yinx y vuelvo a donde tengo las cosas, pero justo cuando llego donde había dejado mi mochila me fijo en dos puntos verdosos que me miran desde el follaje y la oscuridad del bosque, intento fijarme un poco más, pueden ser dos luciérnagas o algo por el estilo, pero de repente esos puntos parpadean, dejando claro que son dos ojos que me miran muy fijamente, con odio. No sé qué clase de criatura puede ser, lo único que tengo claro es que debe ser muy grande por el tamaño de esos dos ojos, y que no le agrada mi presencia aquí.


La criatura avanza poco a poco, dejándome a mi sin respiración, sin poder moverme, ya que mis piernas no me responden, no reaccionan, tengo tanto miedo que me he quedado helada, solo puedo ver como sale poco a poco de su escondite de arbustos y árboles. Cuando un poco de su piel sale a la luz del Sol, unas escamas moradas reflectan la luz de este levemente, es como si su piel brillara. Lentamente saca el resto de su cabeza, dejando claro que este "animal" que tengo frente a mí es un dragón.


El dragón saca poco a poco el resto del cuerpo dejándome ver, aterrorizada, que es enorme.


-¡Pero mira a quien tenemos aquí Montu!- Dice el dragón, al decir el nombre Montu espero a que salga otra criatura de entre las sombras, quizá otro dragón, pero no sale ni nada ni nadie, que extraño.- Pero si es la pequeña princesita Tara…


-C…co…como s-sabes mi n...nombre?- le digo en un hilo de voz.


El dragón me mira feliz de que esté así de asustada por su presencia, pero también veo odio en su mirada. Después ve mi en mi rostro esa confusión que me han producido sus palabras.


-Oh, ¿tu papaíto no te ha hablado de mí? Jajaja, ¿qué? ¿te tenía bien escondidita en lo más profundo del castillo?.


-No- le digo- salgo todos los días al bosque, el no tiene derecho a mandar sobre mí.


-Jajaja Tara nos ha salido rebelde ¿eh?- se carcajea el dragón- Y entonces, que pensaba, ¿que no me atrevería a salir de mi bosque para venir al vuestro?- luego recuerda que no tengo ni idea de lo que me está hablando y me aclara- Bueno, pero que descortés por mi parte, y mucho mas tratándose de vos, Tara Kendrick, princesa de Epos, yo soy Montu- Ah genial, ósea que este dragón habla consigo mismo…- soy un dragón que habita en el Bosque Oscuro, y bueno, según la profecía de un humano llamado Gorger, tengo que llevaros a mi castillo para… bueno, mejor que sea una sorpresa, así será mucho más divertido- dice mientras ríe ruidosamente.
Yo le miro sorprendida por dos razones: la primera: la profecía de Gorger, que era el galeno del castillo hace menos de un siglo… y la segunda: según Montu, Darius sabía de todo este asunto de la profecía, ¡y no me ha dicho nada! También estoy asustada, eso es obvio ósea, llega un dragón enorme y me dice que me va a llevar a su castillo para hacerme solo Dios sabe qué, es normal estarlo ¿no?

CAPÍTULO 3



Me quedo un rato paralizada y sin saber muy bien qué hacer, pero vuelvo en mí y veo que el dragón me está mirando y parece que se va a lanzar para atraparme en cualquier momento. Pienso en como narices voy a escapar, si salgo corriendo... vamos descartado ese dragón es enorme y yo diminuta en comparación. Justo en ese momento siento la respiración de Yinx, está justo a mi lado, no me lo pienso dos veces ya que seguro que no tengo el lujo de estar aquí parada mucho más, además creo que el dragón ya se ha dado cuanta de mis intenciones, y cuando me monto sobre Yinx ágilmente veo como Montu se abalanza sobre nosotros. Cojo de las riendas a Yinx y de un fuerte tirón le doy la vuelta a la vez que le doy un buen golpe con los estribos sobre su vientre, esto hace que salga disparado. Corremos por el bosque bastante rápido, parece que nos vamos a dar con todos los árboles pero Yinx los esquiva con mucha facilidad, creo que vamos en la dirección correcta para llegar al castillo...


De vez en cuando me doy la vuelta para ver si Montu nos alcanza, y al principio nos pilla los talones, cada vez que miro está más cerca, y en el momento que creo que ya nos coge, se para en seco, y se queda allí, sentado, en medio del bosque observando cómo nos alejamos, yo me sigo dando la vuelta, pero llega un momento en el que no le veo nada, y ya respiro más tranquila, pero sin bajar la guardia.


Yinx sigue corriendo durante unos 20 minutos cuando por fin llegamos a una parte del bosque que conozco, aunque seguimos bastante lejos de Avenia, y el tiempo que voy a tardar en llegar, calculo que otros 20 o 15 minutos, hay que sumarle todo lo que me ha llevado llegar hasta el arroyo donde me paré a descansar, el tiempo que estuve durmiendo (que no tengo claro cuánto fue) y el terrible encontronazo con el dragón, Montu. Ah y bueno estos 20 minutos de huida, vamos que cuando llegue a palacio me va a caer una buena, y claro esto si no llego antes del anochecer, y a juzgar por el Sol y lo que calculo que voy a tardar apostaría a que llegare algo entrada la noche.


Cuando por fin llego al castillo, no veo ninguna señal de que haya alguien despierto. Voy al establo, le quito la silla y las bridas a Yinx, cierro la puerta de su compartimento y me voy de allí. Una vez en los pasillos del castillo me quito los zapatos para hacer menos ruido, como esto es tan espacioso, cualquier pisada hace bastante eco, voy andando rápido, pero de puntillas, subo los escalones también de puntillas por lo que estoy a punto de caerme más de una vez. Cuando ya he llegado a mis aposentos, abro la puerta despacio, aunque algún crujido se le escapa, entro, cierro la puerta igual de despacio. Cuando creo que ya está todo, una voz hace que me de la vuelta de un salto con el corazón a punto de salirse de mi pecho.


-¿Ya llegáis Tara?- dice un Darius bastante furioso.


-Ehh...si...bueno...yo...-no sé ni cómo empezar a explicar el porqué de mi tardanza.


-Venga Tara espero una explicación, y una buena, porque os dije que no tardarais, ¡ya es de noche!- dice comenzando a gritar.


-Tengo una explicación...pero...-No sé si decirle lo del dragón hasta que recuerdo que él lo sabe todo y que tendrá que creerme- Ah sí, estaba paseando me alejé un poco de por donde suelo ir, y ¿a qué no sabes a quien me encontré?- le digo mirándole fijamente a los ojos, la cara de Darius muestra una clara confusión.


-¿A quién Tara? ¿A quién os encontrasteis?- dice un poco curioso.


.Bueno, a un dragón- mi padre abre los ojos como platos- concretamente a uno llamado Montu, Darius- Mi padre está claramente alarmado, da unos pasos hacia atrás y se sienta lentamente en la cama, yo sigo- Ya, Darius, me ha explicado algunas cosas, como que vos lo sabéis, y que hay una extraña profecía que hizo Gorger, ¡nuestro galeno!, ¿me puedes explicar que está pasando?, ¿porqué no me dijisteis nada?-como veo que no me contesta, solo abre la boca en un amago de hacerlo, pero no lo hace- ¿me vais a contestar? yo creo que debería saberlo ya que ¡en esa profecía salgo yo!- le digo gritándole en esta última parte.


-Vale Tara, tranquilizaos-dice moviendo las manos adelante y atrás para que deje de gritar, luego me hace un gesto con la cabeza indicándome que me siente- A ver, por donde puedo comenzar...-Piensa un rato cuando por fin continúa su explicación- Gorger, nuestro galeno, se volvió medio loco cuando se hizo viejo, y en sus aposentos comenzó a grabar con carboncillos o cualquier cosa que pudiera utilizar para grabar sobre la piedra, palabras, frases, versos, y en una de esas frases, más bien algo parecido a un poema, puso: Profecía como título, y menciona que una de las futuras princesas de Epos, una llamada Tara, con el cabello dorando, recogido en una trenza y vestida como un hombre, -me mira de arriba abajo- como vos, al cumplir los 15 deberá enfrentarse a uno de los mayores peligros a los que se ha enfrentado jamás este Reino. Deberá buscar y encontrar al último de los dragones que quede en el Bosque Oscuro y acabar con él, si no este dragón causará terribles males sobre Epos. Eso es lo que hemos deducido que pone, ya que es más bien como una adivinanza, y creemos que es lo que pone, aunque todavía hay un verso de esta profecía que nos tiene a todos extrañado, no sabemos qué es lo que puede tener.


-Y ¿puedo ver yo esa profecía?- le digo-igual yo puedo decir que es lo que quieren decir esos versos- le digo, aunque lo que de verdad quiero es verla, y demostrarme a mí misma que lo que está diciendo Darius es verdad, no me puedo creer que tenga que ser yo la que tenga librar al reino de este Montu, otra duda me viene a la mente- Oye Darius, si sabíais que tendría que ser una princesa llamada Tara, ¿porqué madre y tú me pusisteis ese nombre?- si se piensa no tiene mucho sentido...


-Tu madre y yo no teníamos ni idea de esa profecía, de hecho nadie del reino sabía de ella hasta un año después de vuestro nacimiento. Y además del nombre el resto de lo que dice la profecía... vos sois esa princesa Tara, vuestro cabello es dorado, y lo lleváis en una trenza, y bueno vestís como un hombre- bueno... eso es porque es mas cómodo que los vestidos que llevan las mujeres de por aquí...- Tara...sois vos.


-Ya, tenéis razón-me quedo pensativa y le digo- ¿es por esto por lo que últimamente estabais más pendiente de mí?- él asiente, ya decía yo que estaba raro.


-Bueno Tara ahora tenéis que dormir un poco, mañana si queréis podemos ir a los aposentos de Gorger para que veáis la profecía- yo le asiento y me meto en la cama Buenas noches Tara.


-Buenas noches Darius- cierro los ojos, y como estoy agotada por este día tan movidito, me duermo enseguida.


Me despierto, pero no por mi propio pie, alguien está zarandeándome el hombro, es mi madre, mi madre... ¡MI MADRE!, es imposible, perpleja me froto los ojos y miro de nuevo, no hay nadie estoy completamente sola en mis aposentos... pero esa imagen parecía tan real... parecía que ella estaba aquí conmigo, despertándome, lista para dar un paseo...


Bajo las escaleras, entro en la cocina y me siento en una de las sillas, miro el frutero pensando en qué fruta coger y me decanto por la naranja que hay arriba del todo, me arrimo a la mesa y comienzo a pelar la naranja mientras pienso en la conversación que tuve ayer con Darius.


Termino de comer y salgo fuera, necesito tomar el aire, sin darme cuenta estoy en la entrada del establo. Entro. Saco a Yinx de su compartimento, lo peino y le limpio las herraduras, tendría que haberlo hecho hace bastante pero se ve que se me pasó. Al terminar de acicalarle, miro su silla, me apetece dar un paseo, no sé si debería. De repente oigo un carraspeo detrás de mí, es Darius, me está mirando fijamente siguiendo mis movimientos, creo que lleva un rato y sabe que mi intención ahora es dar un paseíllo. Nos estamos mirando un rato más hasta que él rompe el silencio.


-Si quieres esta vez vamos juntos-dice señalando a Yinx y a la silla.


-Y… ¿si prefiero ir sola?-le digo, no le tengo tanto rencor, pero me sigue gustando ir sola.


-Tara esta vez iréis conmigo- Dicho esto no hablamos más, cada uno prepara sus cosas y salimos sobre nuestros caballos. Él tiene una yegua, blanca con puntas negras, se llama Yerka. Comenzamos a caminar en silencio, nadie comenta nada, nos metemos por mi camino de entrada al bosque y después de andar como 20 minutos nos paramos a beber un poco de agua, yo también me como una manzana y le doy otra a Yinx mientras miro el acantilado que tenemos delante. Después de un rato mirando Darius dice que si quiere que nos quedemos o si continuamos ya con el paseo. Decido que sigamos, este acantilado lo veo siempre, no es nada nuevo que se merezca que esté aquí mucho más.


Caminamos bastante tiempo, pero como no tengo que preocuparme por llegar pronto no me importa el tiempo que estemos, además está resultando un paseo agradable, ninguno habla, me siento como si estuviera sola, solo tengo a Darius abriendo la marcha, son decirme nada, solo va montado en su caballo mirando un poco a su alrededor, imagino que porque no suele pasear por aquí e igual le resulta nuevo, lo que yo hago es mirarle, hace mucho que no hablaba con él como hablé ayer, se e hace extraño. Darius me dijo que hoy podría ver sus aposentos para ver la profecía, será esta tarde, me tengo que preparar, no creo que me guste comprobar que todo lo que me dijo era cierto...


Estoy en mis pensamientos sobre la profecía cuando oigo un ruido detrás de mí, Darius no parece haberlo oído, o igual ha pensado que lo hico yo, pero se oye otro, más fuerte, y este sí que lo alarma. Nos paramos, y al mirar hacia atrás vemos lo que yo vi ayer, dos puntos verdes que esconden una criatura inmensa detrás de ellos, solo se le ven los ojos. Yo susurro con un hilillo de voz -Montu...- pero Darius lo ha alcanzado a oírme y ay entiende a quien pertenecen esos ojos verdosos, por lo que se coloca frente a mí, con ademán protector. Montu sale, le mira y se carcajea del gesto de Darius, sabe que no sirve de nada frente a él.


-Vengo a por vos Tara, y esta vez no os dejaré escapar, imagino que ya sabréis lo de la profecía en la que Montu os lleva con él ¿no es así?- dice mirándome con esos ojos verdes, he de reconocer que me suenan de algo, pero no acertaría al decir el qué, y creo que a lo que se refiere, es a que me dejó escapar para que me enterara de lo que me enteré ayer...- Sí, se lo que ronda vuestra cabeza en estos instantes, y ahora que sabes lo que te depara el futuro, repito, vengo a por vos.- Dicho esto el dragón se abalanzó sobre mí, Darius intentó detenerle y alzó su espada, no sabía que la había traído pero ha estado muy acertado, y se la intentó clavar en el pecho a Montu, no lo consiguió, pero sí que le hirió en un costado, haciendo que suelte un fuerte rugido.


Lo siguiente pasa muy rápido, recuerdo que Montu me agarró con sus enormes garras por los brazos y me arrancó de mi silla en Yinx, me recuerdo colgada de los brazos, retorciéndome mientras estuviera cerca del suelo, y Darius gritando mi nombre, impotente por no poder hacer nada frente a la situación. El vuelo se me hace muy corto y en seguida diviso a lo lejos un castillo algo viejo, de fachada gris y con algunas partes derruidas, parece bastante antiguo, y se ve que no vive nadie, bueno nadie salvo Montu, porque parece que es allí a donde nos dirigimos.


Una vez estamos encima del viejo castillo, Montu desciende y me deja en el centro de un patio, parece el central del castillo, después comienza a hablarme:


-Bueno, ya hemos llegado, no os molestéis en intentar escapar, sería un esfuerzo inútil, pero si queréis... a Montu le da lo mismo- dice Montu dándose la vuelta, metiéndose en el castillo y perdiéndose entre el laberinto de pasillos y la oscuridad.








CAPÍTULO 4




Voy andando por los pasillos, me parece genial que a Montu no le importe el hecho de que pueda escaparme, pero por lo menos podría haberme dicho donde puedo estar, aunque imagino que tampoco le importa demasiado si estoy cómoda o no…
Sigo andando, esto es enorme, los pasillos son muy largos, con demasiadas puertas en cada uno, cada vez que veo una, la abro y me asomo un poco para ver qué hay dentro o si me puedo quedar en ella.
Después de un rato caminando, no he encontrado nada interesante. Sigo andando, pero al final del pasillo me encuentro con una sombra, al principio me escondo tras un pilar y un poco con un tapiz mohoso y lleno de polvo, me fijo en la sobra y al rato comienza a hablar, es Montu. Parece que está hablando con alguien, solo veo su sombra, esa persona (o lo que sea, quien sabe) debe de estar detrás de él. Montu sigue hablando, no me entero de nada y decido acercarme un poco para ver con quién habla y de qué. Avanzo de puntillas y escondiéndome en los huecos que dejan las puertas, tapices mugrientos y pilares. Cuando creo que ya sería demasiado peligroso acercarse más, me paro y escucho atentamente. Parece que me he perdido casi toda la conversación pero me he enterado de algunas palabras sueltas que ha dicho Montu, palabras tales como: conseguido, princesa, agonía, (después de estas palabras, hizo un ruido extraño, como si sufriera) hueso duro de roer, enfrentar, yo. M e ha dejado algo desconcertada ese extraño ruido, y también el cambio de tono de su voz tras este, pero seamos sinceros nada de lo que hace este dragón me parece medianamente normal.
La sombra desaparece, yo espero un poco para asegurarme que está lo suficientemente lejos como para no oírme corretear por su castillo. Sigo andando, debo llevar ya una hora buscando desde que tuve ese encontronazo con Montu y su bipolaridad. Después de otros 20 minutos llego a una zona del castillo que no parece tener ese color grisáceo que parece predominar en este castillo, las pareces los suelos, los tapices llenos de polvo, hasta las luces parecen emitir una luz apagada y gris. Me acerco por un pasillo a algo que parece un distribuidor, que lleva a 4 habitaciones, también hay una puerta que parece llevar al exterior ya que si te acercas a ella notas una pequeña corriente de aire fresco. Me acerco a una puerta que está entreabierta y paso al interior, lo que veo me deja asombrada. Estoy en una habitación con paredes blancas, adornos como unas lámparas de aceite, almohadones, la colcha de la cama y las cortinas, que ondean porque la ventana está abierta, dejando que entre el fresco viento, de color rojo pálido y azul celeste. La cama es enorme, con dosel, hay un tocador (nada comparable con el de mis aposentos), un armario-vestidor que es enorme, se basa en un espacio circular con un espejo apoyado en la pared rodeado de un montón de ropas, y zapatos para diferente actividades. La habitación consta también de una terraza gigante con vistas a la Montaña del Espíritu y al apagado Bosque Oscuro.
Me tumbo sobre la cama y me quedo pensando en la situación en la que estoy, parece tan poco creíble... me llegan a decir esto hace 3 días y les diría que están locos, que no existen los dragones, y si así fuera que no tendrían motivo alguno de salir de su bosque para venir al de Roán para hacer nada más y nada menos que cogerme y llevarme volando a un castillo en ruinas... la verdad es que es lo menos creíble que he dicho nunca, pero me está pasando, aquí estoy en unos aposentos en medio del bosque más extraño que nadie haya visto custodiada por un estúpido dragón, que esa es otra ¿de dónde ha salido este dragón?¿todos son así de raros? o sea habla consigo mismo, no he visto muchos, por no decir ningún dragón en mi vida pero no me parece algo muy normal la verdad... ¿cómo narices pienso salir de aquí?¿sin que me vea? si ni siquiera se que rumbo tomar para llegar a Avenia, porque supongamos que consigo salir, ¿a dónde me dirijo? podría estar yendo a Avenia, sí, pero igual podría esta alejándome de ella, porque lo único que sé es que tengo que ir en dirección contraria a la Montaña el Espíritu, eso solo me dice una dirección que no debo tomar, el Norte, solo eso... no sé qué hacer, estoy atrapada, no puedo escapar.
No puedo estar quieta, decido moverme, hacer algo, no sé... Me levanto de la cama y comienzo a dar vueltas por la habitación hasta que me canso, y me siento en el taburete de mi tocador. Salgo de la habitación y comienzo a dar vueltas por la zona del castillo que parece más nueva y se libra de ese color grisáceo. Esta parte del castillo es preciosa, estoy en el distribuidor, mirando al techo, que es abovedado, está pintado de manera que parece que estás en un bosque mirando hacia arriba y viendo las copas de los árboles que te rodean.
-Guau, está genial, casi me siento como en casa...-digo en un susurro
-Sí, está muy logrado- dice Montu
-¡¡¡Ahhhh!! Menudo susto...-he dado un salto enorme, siento como me late e corazón descontroladamente, me pongo la mano sobre el pecho y espero a calmarme un poco- Ehh... esto...-no sé qué decirle, parecía amable conmigo al hacer ese comentario.- Hola...
-Hola, esto... ya veo que habéis elegido esos aposentos-dice creo que señalando con la cabeza la habitación en la que he estado este tiempo.- Yo me voy, os repito que no intentéis escapar, ahora estáis andando libremente por algunas zonas, las que os permito, si intentáis escapar, y digo intentáis porque no lo conseguiréis nunca, os encerraré en las mazmorras que hay bajo el castillo- dicho esto salió por el portón y desapareció.
Yo no me muevo, solo me quedo mirando el portón por el que Montu ha desaparecido, intento andar pero las piernas no me responden, creo que sé porque, esos ojos... son mucho más claros que la última vez que le vi cuando me dejo en aquel patio, pero aparte de claros, en ellos hay unas motas marrones cerca del centro, y eso... me resulta muy familiar, sus ojos suelen ser inexpresivos, y completamente verde oscuro, es muy extraño.
Me quedo un rato parada, pensando un poco, cuando por fin me siento dispuesta a andar. Como el dragón mencionó algo de unas mazmorras decido ver si lo que dice es cierto y me pongo a buscar algunas escaleras que vayan hacia abajo dejando claro que llevan a las mazmorras, o eso creo.
Cuando por fin encuentro las escaleras, intento mirar si son muy largas, los son, no se ve el fondo, aparte de que están un poco giradas, como de caracol.
Comienzo a bajar, paso por paso, escuchando el eco que producen mis pies al andar. Cuando creo que ya he llegado al infierno, veo el final de la escalera, acelero el paso y por fin paso el último peldaño. Miro a mi alrededor, huele fatal, humedad, moho... de todo, se nota que nadie viene por aquí desde hace bastante. Sigo andando, hasta que veo una puerta, la abro, haciendo que un crujido salga de las bisagras oxidadas, y miro a ve qué hay detrás de ella, solo más pasillo, pero a diferencia del que acabo de estar, en este hay puertas, bueno, más bien rejas, y parecen igual de oxidadas que las bisagras de la puerta. Ando por el pasillo, mirando todas y cada una de las celdas, esto deben ser las mazmorras que dijo Montu, pero en ninguna hay nada ni nadie. Sigo y sigo caminando, porque cuando parece que ya se acaba un pasillo giras y ahí hay otro igual o más largo todavía que el anterior, ¿qué porqué no paro? muy fácil, seguro que hay algo aquí, o algo, o alguien, lo sé. Lo único que se oyen son mis pasos y el caer de las gotas de agua de las goteras contra el suelo, solo eso. Y por fin el último pasillo, y lo sé porque se ve el final, y al final hay una pared, una pared con...con... ¿una puerta? a decir verdad no hay nada más en este pasillo que esa puerta. En los demás, en todos, había celdas a cada lado, debo de haber pasado por cientos de celdas, y ahora en este pasillo... ¿solo una? y además no es normal, es una puerta de madera, con refuerzos de metal y una única rejilla arriba del todo, por lo que no puedo ver si hay algo dentro.
Algo me deja paralizada, con los ojos abiertos como platos, temblando. Un grito de dolor, un grito apagado, un grito que arrastra consigo un olor nauseabundo.
Doy un paso atrás por intuición, a ese pasa le sigue otro, y otro, hasta que me doy la vuelta y hecho a correr por todos los pasillos que he pasado antes, el camino se me hace eterno, no recordaba que fueran tantos pasillos. Por fin llego a las escaleras y subo los peldaños bastante rápido, el miedo que me ha ocasionado ese extraño sonido que provenía de detrás de la puerta...¿Qué sería? o peor, ¿quién?. Estas preguntas bombardean mi cabeza mientras corro por las escaleras, me caigo varias veces, pero tan rápido como he caído me levanto. Hay infinitos tramos de escaleras, cuando creo que no voy a poder más, que acepto que me he quedado atrapada en esta escalera sin principio ni fin, llego a la cima de estas, bajo una gran capa de sudor, y sí, lágrimas.
Camino, cuando me doy cuenta de algo extraño, algo ha cambiado, hay algo nuevo, algo diferente. Esto me molesta, ya que no soy capaz de saber qué es lo que ha cambiado. Pienso en esto, mirando a todo lo que me rodea, buscando cualquier cosa, por pequeña que sea, algo nuevo, algo cambiado de sitio...nada, no veo absolutamente nada nuevo, pero esa sensación sigue ahí. Llego a "mis aposentos" sin lograr nada.
Entro a la habitación y, lentamente me dirijo hacia la cama y me siento en ella, a punto de llorar, esta situación me supera, y mucho. Aún así no puedo estar quieta, o quizás es justo por eso, porque al hacer algo mi mente se concentra en ello, y no vaga hacia Avenia, hacia mi vida, mi aburrida y monótona vida, pero es que era lo que tenía, y me gustaba. Necesito hacer algo, cualquier cosa, aunque ello no me ayude a conseguir nada, hacer algo, lo que sea. Seguro que eso será mejor que estar aquí, viendo en tiempo pasar, dándome cuenta de lo impotente que soy ante la situación, eso hace que la rabia se apodere de mí, haciendo que todo sea aún más difícil de llevar.
Voy a la terraza y allí miro lo que se ve desde el balcón; la montaña. el resto del Bosque Oscuro, pequeños bosques aislados, Avenia, el Bosque de Roán... ¿Avenia? ¿el Bosque de Roán? Debo de estar soñando porque es imposible el poder verlos desde aquí, no estoy muy alta, y Avenia se me antoja muy lejos ¿o quizás no es imposible? Quizás lo estoy viendo de verdad, y si lo que veo es cierto, ya sé que dirección debería tomar para llegar, si consigo salir...
Aparto la mirada de lo que he perdido, me dan punzadas en a tripa al recordar todo. En su lugar miro al patio, en él está Montu, hablando solo, como no, parece enfadado, ¿por qué será? Me quedo mirando a Montu un rato más, extrañada por su comportamiento, este dragón me tiene cada vez más desconcertada
Después de esto ya hace frío, debemos estar en una colina alta o algo así, porque si no, no me puedo explicar este frío, a estas alturas del verano, y del día, porque no es tan tarde. Me vuelvo dentro y lo miro todo, me acerco al armario y miro dentro. Al abrir las puertas, me llevo un susto debido a la gran cantidad de arañas, algunas hormigas, bastante grandes por cierto, e incluso he visto algún ratón. No paro de toser ya que con estos asquerosos seres ha salido una enorme masa de polvo. Este sitio está para que lo echen abajo.
Después de que el polvo se asiente en otros lugares de la habitación, miro dentro: solo telarañas y si cabe la posibilidad, más polvo. N o hay nada en este sitio, no es de extrañar, cierto, pero la verdad no tengo claro que esperaba encontrarme allí dentro.
Salgo de la habitación arrastrando los pies, con la cabeza apuntando al cielo, no sé qué hacer, no sé que puedo hacer, no sé qué debo hacer. Al ir arrastrando los pies le doy una patada a algo que suena metálico al darse con la columna que tengo justo frente a mí, me quedo parada, mirándolo, me acerco un poco, pasito a pasito y miro más de cerca el objeto. Es una llave, está cubierta por una capa de polvo, como todo el castillo, es pequeña, bastante, y parece algo antigua, ya no hay llaves con esta forma tan peculiar. No entiendo como no la he visto antes, parecía que estaba justo en frente de mi puerta, me parece casi imposible el no haberme fijando en ella en anteriores ocasiones. La cojo con cuidado y con un dedo le quito la fina capa de polvo que tiene, dejando ver el color dorando de esta. La meto en mi bolsillo y me alejo rápidamente de la columna.
Entro de nuevo en los aposentos, pero salgo de allí nada más entrar, algo me dice que guardarla allí no sería del todo sensato, y que si Montu me ve con ella tampoco me pasaría nada agradable, no sé, es un presentimiento. Me dirijo a las escaleras, las que me he dedicado a bajar y subir toda la tarde, bajo varios tramos y la escondo en las sombras que se originan entre la pared y la esquina de un peldaño. Está bien escondido, no se ve si no te fijas bien, ¿y por qué te ibas a fijar en un esquina de un peldaño cualquiera? para nada, así que está bien ahí. Dudo que Montu se dedique a revisar todos y cada uno de los peldaños de esta inmensa escalera, porque la usará, para bajar a ver al ser de detrás de esa puerta... ¡LA PUERTA!

CAPÍTULO 5

¡Claro! ¿De qué si no? No sé cómo no se me ha ocurrido antes. Bajo la escalera a trompicones. No sé muy bien porque estoy tan emocionada, igual es porque tengo algo que hacer, algo que no sea mirar el tiempo pasar, mirar por el balcón, cotillear, perder un tiempo que para mí, es demasiado valioso.

Al cabo de unos minutos que me parecen interminables llego al pie de la escalera y corro por los pasillos, derrapando cada vez que se acaba uno y da comienzo otro.

Llego al pasillo de la puerta, al que estaba deseando llegar, el último de todos. Me acerco a ella, me meto la mano en el bolsillo y cojo temblorosa la llave, que justo cuando la iba a esconder me la metí en el bolsillo para venir aquí, e intentando que la mano no me tiemble, introduzco la llave dentro de la ranura del cerrojo. Ha entrado. Antes de girarlo, empiezo a ser consciente de lo que estoy a punto de hacer, no sé lo que me voy a encontrar ahí dentro, ni en qué estado. Recuerdo el grito que pegó lo que había dentro cuando intenté asomarme por la rendija. Intento tranquilizarme. Abro la puerta.

Me mareo, aquí el olor que me llegaba tenuemente a putrefacción, por la rendija, es incluso palpable. Me lloran los ojos. Agarro el borde de mi camisa y me lo llevo a la nariz, para intentar aplacarlo. Vislumbro una sombra en un rincón de la celda, está temblando sobre un montón de paja, húmeda, mohosa. A decir verdad, la habitación en sí desprende humedad, se oyen varias goteras en distintos puntos de la sala, y la diferencia térmica de fuera a aquí es bastante notable, hace frío, un frío húmedo, el peor, sea lo que sea lo que tiembla, no me extrañaría que estuviera enfermo.

Me acerco a la figura, es un humano, un hombre, debe de tener la edad de Dane. Está temblando tanto que casi le resulta imposible apartarse de mí, aunque lo intenta; estira las piernas y con ayuda de las manos intenta echarse hacia atrás, pero aparte de los temblores, parece que no tiene la fuerza necesaria para deslizarse, aunque sea un poco. Veo una especie de antorcha en el suelo, y digo especie, porque tiene algo raro. Justo cuando la cojo y la pongo frente a mi cara, se enciende, sola, como por arte de magia. Extiendo la mano intentando alumbrar su rostro.

Doy un paso hacia atrás, es instintivo. Tengo frente a mí un chico, que, como suponía, tiene la edad de Dane, e incluso es, más joven. Está tan delgado que su cara asemeja una calavera, tiene los ojos grises, sin brillo, como dos pozo sin fondo, vacíos. Pelo negro, laceo y grasiento. Me quedo horrorizada al descubrir que ese olor a putrefacción, sale de él.

Me acerco a él, esto hace que se asuste aún más, y mientras se intenta echar todavía más hacia atrás se tapa la cara con ambas manos y se hace un ovillo, como si creyera que estoy aquí para pegarle. Me agacho y le intento tranquilizar, le paso una mano por las suyas, intentando que las aparte de la cara.

-Tranquilo- le digo- no os voy a hacer nada, no he venido aquí para haceros daño, si no...-paro, no sé porqué he venido, no tengo una razón concreta, solo que, cuando pensé que la llave podría ser de aquí, me encontraba bajando las escaleras.-¿Cómo os llamáis?- le pregunto, pero lo único que sale de su boca son gemidos y sollozos- tranquilizaos, os prometo que no os haré ningún daño.

Dicho esto, se quita las manos de la cara y me mira, ahora sus ojos, que ates no tenían ningún brillo, lo tienen, brillan, con esperanza, ¿esperanza de qué? Igual piensa que le he venido a sacar de aquí, pues se equivoca, no quiero líos, solo tenía curiosidad, si Montu no le ve aquí cuando baje la próxima vez que lo haga y no le ve aquí, tengo bastante claro que algo me pasará, y también tengo seguro que lo que me pase no será bueno, para nada.

Me quedo un rato con él, he conseguido que se clame un poco, que no me vea como una amenaza. Miro a mi alrededor. Solo hay un montón de paja, que parece que lleva ahí tanto como lleva construido el castillo. Una ventana con barrotes y con su capa de polvo, apenas se ve nada, está demasiado sucia. Sigo mirando, no hay nada más, solo está él.

-¿Cómo os llamáis?- le digo mientras me arrodillo a su lado, mirándole a los ojos, abre la boca, me va a contestar, todavía no me ha dicho nada

-Mar…Mar…Marmaduke-dice con un hilo de voz algo ronco, creo que le he entendido bien, entre la ronquera y lo bajo que lo ha dicho.- Soy ca… caba… caballero iniciado de la Mes…. Mesa Redonda- parece que le cuesta hablar. Es normal, no sé cuanto lleva aquí, aunque si lleva tanto como el olor indica, es normal que le cueste hablar, también es normal que le salga la voz un poco ronca.

-¿la Mesa Redonda?-le pregunto, es extraño- ¿Sois de Kratos?- el asiente con la cabeza.

Kratos es el Reino principal, algo así como la capital de los Reinos de la Orden de Kaiser. Kaiser fue el rey que unió en paz a los 8 Reinos de Nueva Cimeria: Kratos, el principal, Enris, el más cercano a Kratos, Uziel, Epos, Cathal, Zatmeris, Shazka e Yries. En un principio, esto reinos formaban uno solo, Cáster. Este se dividió en 8 partes, porque el Reino fue dividido entre los 8 príncipes, hijos de Uwain II cuando éste II murió. Los recientes Reinos entraron en guerra para ver cuál de ellos sería el Reino principal de Nueva Cimeria.

El rey Kaiser, del Renio Yries, ordenó una audiencia, una reunión de los reyes de cada uno de los 8 Reinos, para parar la guerra, así se formó la Orden de Kaiser, en la que se dice que los 8 Reinos Cimerios estarán siempre en paz, desde entonces, siempre ha sido así.

En Kratos (que pasó a ser la capital, elegida por su situación geográfica) se formó un grupo de caballeros, que serían los caballeros más importantes de cada Reino (uno por cada Reino), se les llama Caballeros de la Mesa Redonda, porque, al nombrar a los caballeros, estos se ponen en círculo, de rodillas, esperando a ser elegidos. Ser caballero iniciado es complicado; hay que pasar por muchas pruebas, se presentan muchos jóvenes caballeros con talento, solo se eligen a 5 de ellos, y el Día de la Elección, de cada Reino se queda uno.

-Debe de haberos costado llegar a serlo- él asiente de nuevo, esta vez se nota menos.

-Sí, pero llevo tanto aquí que seguro que he perdido mi puesto, si un iniciado desaparece, el siguiente en la clasificación ocupa su puesto, sea cual sea la causa de la desaparición de éste.

-¿Cuánto lleváis aquí, Marmaduke?- le pregunto bastante curiosa, me he preguntado bastantes veces cuánto llevará aquí.

-No lo sé con exactitud, perdí la cuenta de los días hace ya mucho. Un año aproximadamente.

Se me revuelven las tripas, lleva un año, o más aquí, me parece sobrehumano, de hecho, lo es. Vivir en unas condiciones tan pésimas… no sé cómo ha aguantado.

-Y, ¿se puede saber por qué estáis aquí?

Marmaduke me mira de arriba abajo, extrañado, como si hubiera preguntado algo obvio y ridículo.- Por lo mismo que vos, imagino- me dice mirándome fijamente a los ojos.- Para que Montu pueda ser liberado.

-¿Có… cómo? ¿Qué decís? ¿A qué os referís?- Marmaduke se queda callado, como si pensara que ha dicho algo que no debería haber comentado. Pero yo no creo que se haya pasado hablando. Ahora más o menos sé la verdad de porqué estoy aquí: para liberar a Montu. ¿Liberarlo de qué? A mí me habían dicho que tenía que salvar a Epos de Montu. Cada vez estoy más liada. ¿A quién hago caso? ¿A un loco que escribió cosas en la pared de sus aposentos? ¿O a un caballero que lleva más de un año encarcelado en las mazmorras del castillo de un dragón? A lo mejo la loca aquí soy yo, eso no lo puedo demostrar.

-Y vos… ¿vos cómo os llamáis?- me pregunta Marmaduke.

-Tara- le contesto- Tara Kendrick.

-Bien, Tara, ¿vos sabéis para lo que estáis aquí?- me pregunta, empieza a mostrar algo de confusión, no lo entiendo.

-Bueno… Darius, el rey de Epos, mi… mi… mi padre- me pongo tensa al decir la palabra padre- me dijo que Montu me perseguía, para matarme, dado que solo yo puedo liberar a Epos de él, porque él, el último dragón del Bosque Oscuro, puede llegar a destruir Epos.

-Y, Tara, ¿por qué creéis que Montu querría destruir Epos?- me dice Marmaduke, intentando incorporase, consigue sentarse después de poner algunas caras de dolor.

-Pues… no sé, no me lo había preguntado, me enteré hace poco de eso la verdad.

Marmaduke, me mira, algo desconcertado, parece que está pensando en algo, pero no me dice el qué. Después me mira a mí, a la puerta y a la llave que tengo aún en la mano. Veo que mueve la mano un poco a su espalda, pero no consigo ver que hace con ella, lo único que oigo en un casi inaudible titileo, como cristal o algo. Después Marmaduke sigue hablándome.

-Tara, vos…vos, ¿vos cómo habéis entrado aquí?- dice, haciendo referencia con la mano la celda en la que estamos, desconfiado.

-Pues, me encontré esta llave- digo poniéndola frete a mí para que la vea bien- en el suelo, justo enfrente de la puerta de mis “aposentos” aquí, ¿por qué lo preguntáis?- le digo, cada vez más extrañada con su comportamiento.

-Ahhh… claro, pues lo normal ¿no? Encontráis una llave de una celda, la más protegida de estas mazmorras, en el suelo, justo enfrente de la puerta de vuestros aposentos, vamos, Montu no tendría tal despiste, será un dragón, pero no es un crédulo, como vos le hacéis quedar en vuestra historia. Ahora por favor Tara, decidme la verdad- Marmaduke comienza a levantar un poco la voz, se ve que está recuperando la voz, no estaba tan mal como pensaba, aunque todavía soy incapaz de olvidarme de sus gritos de dolor antes de entrar.

Está bastante claro que Marmaduke no me cree, ya no se fía de mí. Yo tampoco me fiaría de alguien que me contara algo. Si se piensa sí que es sospechoso que un día de repente entre una chica, con mis pintas, en tu celda de la mazmorra (resultando que es la más protegida en todas las mazmorras del castillo), con la llave, diciendo que se la encontró en el suelo. Pero es así. No se me ocurre nada que decir. No hay nada que decir. Esa es la verdad, él no la cree, pues bueno, estaré atenta a las consecuencias. Marmaduke continúa hablando.

-¿Para qué os ha mandado Montu que vengáis?- dice- ¿Para qué?- me repite dado que no le he hecho caso, ha comenzado a chillar, le chisto para que baje la voz, él no lo sabe, pero si Montu nos oye, es posible que no veamos muchos días más. Veo como se intenta levantar, pero tiembla tanto que le es imposible, se cae. Me agacho para ver si está bien, parece que le ha dolido- Alejaos de mí, ya- Intenta levantarse otra vez, esta vez lo consigue, pero veo que aún le tiemblan las piernas ligeramente.

-Tranquilizaos, Montu no me ha mandado, os juro que es verdad lo que os he contado, os lo juro-le digo. Marmaduke que acerca un poco, dando unos pequeños pasitos, está sudando. Parece que piensa en algo. Un reflejo me da en la cara, busco de qué se trata. Cuando lo descubro, abro los ojos como platos, me pongo pálida, no me puedo mover, no puedo continuar hablando, tratar de hacerle entrar en razón. Ahora veo que es lo que cogió su mano izquierda, lo cogió, lo que estaba detrás de él. En su mano izquierda tiene un trozo de cristal. Lo levanta, me lo va a clavar. No me puedo mover. No me muevo.


CAPÍTULO 6


Me quedo parada, mirando ese cristal, creo que están bastante claras sus intenciones. Me quiere cortar con él y esperar a que me desangre por culpa de las heridas. Me quiere matar. Y solo lo quiere hacer porque cree que estoy con Montu, que estoy de su lado. No tiene ni idea de que estoy atrapada, igual que él, la única diferencia son las condiciones en la que está cada uno: él está en unas mazmorras ruinosas, en unas condiciones penosas. Yo puedo salir de “mis aposentos” y vagar por el castillo, siempre que no moleste a Montu.
                -Marmaduke, esto no es lo que vos pensáis, lo que os digo es cierto, todo- le digo, no sé si se va a calmar, pero mientras le hable, le mantendré algo distraído y dudo que me ataque, así podré pensar en algo que hacer.
                -Nadie creería esta historia que me habéis contado, Tara- dice mirándome fijamente a los ojos, sin soltar el cristal.
                -Por eso mismo, es tan poco creíble que no puede ser una mentira. Si así lo fuera, estaría mejor pensado, una mentira más aceptable, ¿no creéis?- le comento, parece pensar en lo que le digo- Además, ¿para qué me querría Montu aquí? ¿Cuál podría ser su propósito?
                Cuando digo esto Marmaduke parece recapacitar sobre lo que debe o no hacer con ese cristal, aún así, en ningún momento lo baja de esa posición amenazante. El cristal lanza pequeños destellos de luz. Uno de ellos le da de lleno en la cara al caballero, haciendo que, durante unos segundos, se quede deslumbrado y no pueda hacer nada. No me lo pienso dos veces y me apresuro a coger el cristal de sus manos.
                -Devolvédmelo, ¡ya!- dice muy furioso.
                -¿Por qué debería de hacer eso?- Marmaduke no sabe qué hacer o decir, sabe que si me lo intenta quitar, puede salir muy mal parado- Ahora me vais a escuchar- le digo alzando el cristal, apuntándole- No quiero que os hagáis falsas ideas sobre mí, porque me parece que sois la única esperanza que me queda por aquí- no habla, solo se queda ahí, escuchándome atentamente- No estoy con Montu, me cogió de mi castillo, en Epos, y me trajo aquí. Tan solo me han hablado, y bastante mal, de una profecía en la que entra un dragón del Bosque Oscuro y una chica, yo, que tiene que hacer lo posible para que Epos no caiga. Solo sé eso, ni siquiera sé si es lo cierto o no- Me callo un rato, se me ocurre otra cosa- Montu me deja estar por los pasillos... ¿por qué a vos no?.
                -Es una larga historia- se limita a decirme.
                -Tengo todo el tiempo del mundo.... pero antes, ¿por qué estáis aquí? en las mazmorras quiero decir.
                -Es la misma larga historia, Tara- parece un poco más triste al sacar el tema, pero lejos de sentir pena por él, tengo aún más curiosidad por lo que me va (o eso espero) a contar- A ver, como ya sabéis soy de Kratos. Cuando acababa de entrar a ser iniciado a caballero de la mesa redonda, me avisaron, al igual que a vos, de unas extraños textos, perfectamente llamados profecías, que nuestro mago había plasmado en las paredes las palabras que vio haciendo quiromancia un día.
                ¿Mago?- le corto.
                Sé perfectamente lo que es un mago, pero, la verdad, no he oído hablar mucho de ellos, y mucho menos, he visto alguna vez uno; en Epos no son bien vistos, la gente no confía demasiado en ellos, son extraños a nuestros ojos.
                -Sí, un mago, en casi todas las cortes de los 8 Reinos hay un mago, son igual de comunes que los galenos, ¿no lo sabíais?- me pregunta
                -Sí, claro que sí. En la nuestra no tenemos. Epos, ¿recuerdas?- le digo, el asiente, es algo que se estudia, brevemente, en la historia de Nueva Cimeria, cuando se es más pequeño, yo lo estudié hará 4 años- No oigo hablar mucho de ellos, me ha extrañado, simplemente.
                -Bueno, pues en la que él escribió, ponía que yo, el iniciado de caballero más joven en las últimas dos décadas, tendrá que ir al Bosque Oscuro y, allí, matar al último dragón que queda en este.
                -Pues, eso suena bastante extraño- le digo mientras frunzo el ceño.
                -Lo sé, pero mi padre insistió en que fuera, y así, seguro que me aceptarían como caballero en la Orden... es decir, sería el asesino del último dragón que habita en los 8 Reinos, todo un honor- dice con un toque de ironía bastante notable- Asique tuve que hacer caso y venir aquí. Un billete de ida, pero no de vuelta, me quedé aquí, y desde entonces, no he conocido otro sitio que no sea esta mugrienta mazmorra.
                -Ah... ¿y esa es toda la historia?- digo, sabiendo que hay algo más, algo que no me está contando, y algo que yo quiero saber, que necesito saber.
                -Sí, ¿qué más queréis?- dice bruscamente, evitando mi mirada.
                -No, si lo único por lo que lo digo es que antes no me dijisteis eso, si no que estaba, estábamos, aquí para liberar a Montu- cuando digo esto, Marmaduke vuelve a retirar su mirada. Piensa en algo, seguramente en otra posible mentira que contarme, para que me calle, para que deje de hurgar- Dejad de pensar una mentora, por favor, sé que lo que me decís es verdad, pero estáis omitiendo algo, y creo que es algo que me interesa.
                -Bueno, igual es porque creo que no debáis saber la verdad- dicho esto pensaba que se callaría, que no me diría nada de lo que quiero, mejor dicho, necesito saber… Pero continúa- A ver, Tara...
                No puede continuar, se queda callado. Parece que escucha algo, pero yo no escucho absolutamente nada por más que agudizo el oído. Hasta que sí, lo he oído, parece como si alguien arrastrara algo por los suelos de estos pasillos, en los que cualquier ruido es intensificado por el eco. Es como si yo anduviera y fuera arrastrando tras de mí alguna ropa o algo similar. Después de pensar, me quedo igual que Marmaduke hace un momento; quieto y rígido como una estatua, respirando agitadamente. Él debe de escuchar esto cada semana, siempre debe de escucharlo cuando se acerca Montu.
                 Miro hacia los lados, no puedo salir, solo hay pasillos y celdas completamente cerradas, no haría absolutamente nada saliendo de esta celda. Dentro de esta, el único lugar en el que me podría ocultar es en el montón de paja, pero, sinceramente, no me da muy buena espina; no veo ningún sitio donde pueda hacer sus necesidades y la verdad, desprende un olor todavía más nauseabundo que el caballero.
                Mientras que pienso en esto, se escucha que el ruido que hace el dragón al andar se acerca, cada vez, menos pasillos me quedan como tiempo para pensar en una solución.
                -Tara… tenéis que meteros, os aseguro que es más desagradable pasar un rato, que como yo, tener que vivir ahí constantemente, además, así no os percibirá con el olfato- sé que tiene razón, pero es que básicamente, me niego.
                -No me voy a meter ahí, pero vamos, es que ni por todo el oro que hay en Nueva Cimeria, he dicho que no- se oye a Montu más cerca, está en este pasillo, dentro de unos instantes estaré completamente condenada.
                Algo extraño pasa, después de cerrar un poco la puerta para hacer que por fuera no parezca estar abierta, (no sé de qué podría valer, pero lo hago) dejamos de escuchar cualquier tipo de ruido, no escuchamos nada, ni apoyando la oreja a la puerta, nada. Solo nuestras respiraciones, agitadas, asustadas. No abro la puerta por miedo a lo que me pueda encontrar tras ella
                -¿Qué pasa? ¿Por qué no abre la puerta?- le pregunto a Marmaduke
                -No lo tengo muy claro- dice apartándose un poco de la puerta- Lo ha hecho ya bastantes veces, pero no como no se me permite salir, ni tengo los medios para hacerlo, nunca supe a donde se dirigía. Tampoco se escucha ningún ruido, asique dudo que abra alguna puerta, o celda, o algo. Cuando parece que llega a mi puerta, es como si desapareciera por completo- dice encogiéndose de hombros y apartando su mirada de la mía.
                Me acerco y me asomo a la minúscula rendija que hay en lo alto la de tosca puerta de madera, pero no se ve nada de nada al otro lado de esta, solo una pequeña antorcha al fondo del pasillo que lo ilumina ligeramente, aparte de eso, solo oscuridad. Es extraño, si lo pienso, cuando he pasado por aquí las dos veces, creo recordar que había un par de antorchas, una al principio del pasillo, y otra al final, al lado de la puerta, ahora solo hay una, la otra ha desaparecido.
No hay ni rastro de Montu, no se ve ninguna sombra, no se escucha ningún ruido o respiración… Pero aún así, no me atrevo a abrir la puerta; las bisagras parecen bastante viejas y si la abro, corro el riesgo de que suenen demasiado y Montu las oiga. Debí fijarme mejor al abrir antes la puerta…
-Tara, será mejor que os vayáis. Si Motu vuelve, que lo hará, y os ve aquí tendréis el mismo final que yo, y os aseguro que es peor de lo que podéis imaginar. Además, tengo la certeza de que no tendréis la suerte que yo, no pasará nadie por aquí que esté dispuesto a sacarnos de estas mazmorras- dice Marmaduke algo alterado.
-¿Por qué decís eso? ¿Por qué pensáis que no pasará nadie? Yo vine, y seguro que vos pensabais que nadie lo haría- le digo algo enfadada, he alzado un poco la voz, pero cuando me di cuenta de donde estábamos volví a susurrar. Marmaduke no me dice nada, solo suspira, me da la vuelta con sus brazos y me empuja fuera de la celda. Yo solo puedo resignarme y hacer lo que me dice, mayormente porque todavía hay un misterio en todo esto, y si me encarcelan, me será imposible averiguar de qué se trata. Cruzo los pasillos y subo nuevamente las tortuosas escaleras.
Cuando ya estoy en el distribuidor que da a mis aposentos, me doy cuenta de que no llevo la llave que abre la celda de Marmaduke. Se me debe de haber caído cuando pensaba en lo ocurrido mientras llegaba a este piso. Voy a buscarla.
Llevo como una hora buscando, pero no la llave, si no las  estúpidas escaleras que dan a las mazmorras. Parece raro, yo simplemente he vuelto sobre mis pasos, y donde creía que deberían estar, solo había una gran tapia, vieja y llena de polvo.
Sigo caminando, igual me desvié por un pasillo que no era por equivocación y me ha llevado al sitio erróneo. Tampoco sería extraño, teniendo en cuenta que he ido pensando más en Marmaduke que en las escaleras. Marmaduke me ha hecho dudar sobre la profecía: sobre el porqué estoy aquí. No es por lo que llevo pensando estos días, (de los que he perdido la cuenta, creo que tres) que al loco de mi galeno le dio por escribir las locuras que rondaban ya su muy vieja cabeza en las paredes de sus aposentos, para ver si alguien las leía y flipaba un rato, para después creer cada fragmento y vivir con temor hasta que todo pase.
Me quedo parada, con los puños apretados, con las uñas empujando la piel de las palmas de mis manos, tanto que me voy a hacer sangre en cualquier momento, pero no me importa, no, no me importa para nada. No lo he conseguido, llevo todo este tiempo pensando que sí, que había ganado a Marmaduke en la guerra psicológica, pero no. Ha ganado él. Yo he perdido: No me ha dicho el verdadero motivo de mi presencia en este castillo, de su verdadera presencia aquí y en esas mazmorras en las que está. Pero lo que de verdad me ha hecho pensar: No me ha dicho quién es realmente Montu.

6 comentarios:

  1. Hola, veo que soy la primera en comentar jeje, quiero decirte que de momento me gusta tu história, esa bastante bien, però creo que estaria mejor con un poco de romance por el medio.
    Si escribiendo, Besos àlia

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    1. hola! jeje eso parece ^^ yaya no te me adelantes jeje ya pasará, que ahora viene lo mas entretenido de la historia. Un besooo!

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  2. Hola! Me gusta tu historia, a pesar de que yo prefiero una más realista.
    ¿Te puedo dar un consejo? En los dos primeros capítulos no empieces con toda la información de golpe, dale tiempo a la historia. Si vas metiendo trozos de la historia del reino o la profecía poco a poco invitarás al lector a que quiera leer más, en vez si lo hace de golpe. Es que me ha parecido que ha sido mucha información, pero bueno tu puedes hacer lo que quieras, es solo un consejo. Por lo demás genial, tu contenido, tus diálogos y esos nombres tan raros, 'me encantan!

    Un beso!
    PD: 'Espero que no te haya sentado mal mi comentario! :)

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    1. Hola ^^ bueno, esque a mi me gusta mas la fantasia jeje. Respecto a lo que dices creo que tirnes razon, he puesto mucha informacion al principio, pero tranquila que tidavia tengo que soltar mas jaja intentare mejorar ^^, Sii a mi esque los nombres raro tambien me encantan, hace que, para mi gusto, sea mas entrtenido de leer y tal xD Muchas gracias ppr dar tu opinion, y mejor si es tan sincera, y para nada me ha molestado, de hecho me ha encantado, asi se que tengo que mejorar de aqui en adelante, espero que te siga gustando, un besazo

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    2. Uff... me alegro :)
      Yo siempre voy con la verdad por delante jaja, es que es lo mejor y gracias a las opiniones puedes mejorar, te lo aseguro. Pues mira si tienes mucha información que poner no pasa nada, ¡eso es mejor! Yo, hay veces en que me quedo sin nada y no se que poner, pero lo importante es como ponerla. Poniendo un cachito por allí y otro por allá... Por cierto prueba a que la protagonista sueñe, siempre queda bien algún sueño sobre su pasado ;)

      Por cierto, si tienes algo que decirme sobre mi historia, dímelo sin problemas :P ¡Adoro las críticas y opiniones! Poca gente me pone críticas, por no decir nadie.

      Seguro que me seguirá gustando tu historia, no lo dudes ^^

      ¡Besos!

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    3. Me.gusta que la gente vaya con la verdad por delante ya me pasare por el tuyo y te pondre mi opinion. Lo del sueño me ha gustado mucho la verdad, lo pondre cuando pueda, muchisimas gracias!! Un besoop ^^

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